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Las inversiones de 125 multimillonarios juntos emiten anualmente 393 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e), es decir que su huella de carbono en conjunto equivale a la de países como Francia, Argentina o Egipto, según un informe publicado este lunes por la organización no gubernamental Oxfam.
La ONG realizó un análisis detallado de las inversiones de esos multimillonarios en algunas de las corporaciones más grandes del mundo, por ejemplo, en la industria de combustibles fósiles. Se estima que esas personas poseen una participación conjunta de 2,4 billones de dólares en un total de 183 empresas.
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Concretamente, las inversiones individuales de cada multimillonario producen un promedio anual de tres millones de toneladas de CO2e. Esta cifra es un millón de veces más alta que la contaminación de una persona con menos recursos, que se calcula en 2,76 toneladas de CO2e.
Asimismo, el informe señala que es probable que la cifra real sea aún mayor, ya que se ha demostrado que los datos de emisiones de carbono publicados por las compañías subestiman sistemáticamente los niveles reales de impacto. Además, se detalla que la investigación no ha podido incluir a aquellos multimillonarios y empresas que no revelan públicamente sus emisiones, que probablemente son los que tienen un mayor efecto sobre el clima.
“La mayor y creciente responsabilidad de las personas adineradas por las emisiones generales rara vez se discute o considera en la formulación de políticas climáticas. Esto tiene que cambiar”, declaró Nafkote Dabi, líder de Cambio Climático de Oxfam. “Estos inversores multimillonarios en la cúspide de la pirámide corporativa tienen una gran responsabilidad en la conducción del colapso climático”, añadió, asegurando que han eludido esa responsabilidad durante demasiado tiempo.
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En este sentido, Dabi afirmó que es necesario que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2022 (COP27) exponga y cambie el papel que juegan las grandes corporaciones y sus ricos inversores para beneficiarse de la contaminación que —subraya— está provocando la crisis climática global.
Los superricos tienen que ser regulados y pagar más impuestos, alejándolos de las “inversiones contaminantes que están destruyendo el planeta“, sugirió. Oxfam ha calculado que un impuesto sobre el patrimonio de esas personas podría recaudar 1,4 billones de dólares al año, dinero que podría destinarse para ayudar a los países en vías de desarrollo, que son los más afectados por la crisis climática.
“Para cumplir con el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 ºC, la humanidad debe reducir de manera significativa las emisiones de carbono, lo que requerirá cambios radicales en la forma en que los inversores y las corporaciones realizan negocios y políticas públicas”, concluyó Dabi.
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