El empresario ruso Víktor But reveló en entrevista a RT que lo más difícil en la prisión estadounidense fue la imposibilidad de comunicarse frecuentemente con sus familiares y amigos, con quienes podía hablar solo una vez al mes.
“Cuando estaba en aislamiento perdí el interés por la comida, perdí mucho peso, pero me obligaba a comer porque tenía que sobrevivir”, dijo.
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